Almidón rojo
Puedo saborearte, aunque no estés en mí
Recibir tus olores a bocanadas
Sentir tu cabello bordear mi locura
Salivarme ante tus roces
Y palpitar en todas partes
Ansiarte como nicotina
Adicta y dulce
revertida en cremas de chocolate
Hambrienta
Sofocante
Húmeda en tus circunferencias
Y habitada por ese tú que solo yo conozco
Aquí sentada destruyo tus pudores
Enciendo tus malas mañas
Abro tus horizontes
Y me envuelvo en una fantasía
Qué morirá conmigo
Apenas traigan mi café
Despierta
Despierta.
Se le vino la vida encima en plena madrugada. Mal de adulto.
Respira profundo para asegurarse de la realidad.
En la oscuridad, busca respuestas a las mismas preguntas de siempre. Como si las sombras fueran a responderle que tiene la razón.
Al girarse, se topa con el cuerpo de alguien.
Ese hermoso ser que el universo le puso al lado para sobrellevar la carga de ser humano.
La culpabilidad la invade un minuto.
Siempre pensando en futuros ajenos.
En el hoyo negro de las infinitas posibilidades.
De supuestas mejores vidas que decidió no tener.
Por falta de coraje.
Por ignorancia.
Por una combinación de átomos, genes, tejidos orgánicos, neuronas, experiencias, reencarnaciones, y decisiones, en las que ella no tuvo nada que ver.
Por culpa de microorganismos estomacales y hormonas diseñadas por otros.
Por enamoramientos, coitos, peleas, y accidentes de los que otros fueron víctimas.
Todo eso, y ni una pizca de valentía.
Despierta, duerme.
Pero todo está bien.
Revelación en los aires
Al estar sola con mis pensamientos, lo que siempre llega es una necesidad absurda de escribir, de expresarme, de crear algo. Momentos de avión, de pocas distracciones, de pasividad imaginaria, de poesía por los aires, por las neuróticas neuronas de mi ser, de la música en mi cabeza, las bromas, los cuentos, los ojos ajenos, pendientes de mis dedos, curiosos, del desborde de palabras y de un tratamiento para la ansiedad, poseída de nuevo, como antes, de la necesidad de botar todo y algo, mientras descendemos al infierno elegido, el paraíso prometido, a los olores familiares, la rutina de mierda, el paso del tiempo. Aquí estamos, cruzados de brazos, cruzando altitudes y actitudes, para subirnos de nuevo al bus de nuestras vidas - sin poesía, sin alma, sin novedades tóxicas. De nuevo en mi cabeza, distraída, bloqueada, sin salida. Solo una emergencia, solamente.
Estoy bien
Estoy bien cuando
logro robarte un beso en tu mejilla suave
y lloró en tus brazos en las noches en las que el existencialismo me aqueja
cuando escucho tus carcajadas resonar en mi interior
y una pantera negra corretea alrededor
Estoy bien cuando
me veo en tus ojos
y me recuerdas que soy más que un destello galáctico
cuando desempolvamos memorias compartidas
y terminamos mordiendo nuestras almas como en aquellos días
Estoy bien cuando
invadimos geografías desconocidas a nuestro gusto
y descubro algo alucinante en la inmensidad de este mundo
cuando recuerdo que la vida es más que un tormento
y el escepticismo deja de ser mi impedimento
Estoy bien cuando
despejo mis angustias sobre el mar
y un destello de palabras me revela su verdad
cuando el orgullo retorna a mi corazón
y la tristeza se pierde entre risas y alcohol
Estoy bien cuando
derrumbo esta sombra negra que llevo a mis espaldas
y me convenzo de que el futuro es más que un formulario de esperanzas
cuando reconozco que el privilegio de sentir es la libertad absoluta
ante la incertidumbre de esta vida, de este miedo, y de esta ruta.
La igual
Siento ajustarme a mis maneras
Pizcas de intolerancia que varias veces rechacé
¿Quién seré que no me reconozco ahora?
En mi coctel de ideologías anticuadas
Portadora de banderas que yo misma encendí
Encasillada en ideas que juraba eran mías
O que presté de algún libro controversial
Aplaudía las diferencias
Y abrazaba lo nuevo
Lo que venga después de todo esto
Casi siempre será mejor
Y ahora soy yo la igual
Parecida a ancestros que no quiero nombrar
Maldito acondicionamiento
¿Por qué existen cerebros incesantes?
Ansia de cambio y renovación. Aprendizaje continuo, extravío cultural, locura sistemática y saludable, desarmar convenciones, ¿para qué todo? ¿Por qué de esta manera y no de la otra? ¿Qué hay más allá? ¿Qué es ser feliz? ¿Qué es complacencia, comodidad? ¿Por qué existen cerebros incesantes? ¿Por qué la curiosidad mató al gato? ¿Cómo se enfocan las energías? ¿Cómo se sobrevive en un mundo de ficciones? ¿Es mejor estar dormido que despierto? Disparo aquí, allá. La valla publicitaria, la oferta, el tiroteo de información consumible, derecha, izquierda, interna… pum…pum…pum. El respiro profundo, frustrado, de no saber las respuestas.. pum… el siguiente motivo de atención, inservible, inútil, el estruendo insonoro de la naturaleza ante el llamado de los ceros y los unos, click click click.. el costo de la modernidad en mi cabeza, en mi cuerpo, la fobia de pasadas retóricas asesinas, sin parar, ajetreo de ideas estúpidas que simplemente no te deja dormir. La segunda bocanada, la que te trae a la realidad del conformismo, ese lugar cómodo y calientito.. El realizar lo inservible de este experimento de lenguaje, incoherente de nuevo, en una noche común y corriente, de este pobre paciente.
Nada extraordinario
Nada extraordinario pasa en esta casa
No hay nudo en mi garganta
ni lanza incrustada en mi costilla
hay comida en mi plato
poliéster y algodón protegen mi piel
electricidad y radiación corren por mis venas
Nadie escupe a mi costado
O trata de callarme a la fuerza
Nadie decide por mí
Y es aun así
Que llevo en mis hombros vergüenza
Decepción en mi conforme humanidad
En la insensibilidad de mis sentidos
En la absorción de ideas masticadas por otros
En la improductiva labor de mis manos
En la pasividad con la que respiro
Absurdo
Masa encefálica que se retuerce de dolor por culpa del mecanismo auto dependiente al que algunos llaman trabajo. Es increíble la capacidad del ser humano de convencerse a sí mismo de la necesidad absoluta de algo con lo que no se nació, algo ajeno al respirar, comer, o defecar. ¡Qué broma tan absurda de la naturaleza, dar poder tan grande a esta redecilla de materiales orgánicos, acuáticos y fáciles de destruir! ¡Qué inútil crear asociaciones intravenosas que se carcomen a sí mismas! Absurdo, simplemente absurdo.
Dream hacking
What triggers a dream?
What biochemical agent inside my brain decides that a specific moment, word, image, smell or sound will become the key to a portal of subconsciousness?
It’s an espionage act. You have your thoughts: the crazy ones, the inappropriate ones, the secret bearers, the fantasies; they’re often or they come and go, you make fun of them or you’re ashamed of them, but they’re yours, you keep them, «safely stored» from the idiotic judgement of mankind- until…
they’re kidnapped away during your sleep, by that uncontrollable part of your mind – the one you hate a bit, the imprisoned puppeteer, with grandiose potential and effective use of invasive, impertinent, and irritant techniques of hacking.
Historia sin prosa, pero con helado
Una niña corre hacia nosotros con dos helados. Interrumpe nuestro competitivo juego de tirarnos una pelota de tenis el uno al otro, nos da los apetitosos conitos, y no dice: «se los mandó mi mamá, dice que les conoce».
Un poquito confundidos, pues la señora se encuentra a una considerable distancia, le agradecemos a la niña y decidimos hacer lo mismo con la mamá.
Al acercarnos, reconocemos no solo a la señora, sino a su anciana madre, quien nos sonríe justo como el primer día en la que la conocí: recolectando botellas en la acera trasera del edificio donde trabajaba Giancarlo.
Al despedirnos de ellas, representantes sanguíneas de tres generaciones, pienso en cuántas botellas —a precio de intercambio de 5 centavos en NY, CT, NJ– se necesitan para pagar por el helado que estoy comiendo, pero como soy mala para las matemáticas, abandono el cálculo de inmediato.
Lo que me abandonó es el sentimiento del gesto, recordatorio que me aterriza de nuevo a lo que fuimos, chambeadores de calle, los ‘hustlers’ de la basura.