Usted sabe
Es hambre, ¿sabe? Apetito por comérselo todo, curiosearlo, aprenderlo, rebozarse de miel hasta la fatiga y el éxtasis. Me siento y empiezo a fantasear, con la de allí, el de aquí, los todos juntos y revueltos… Las ideas que me recorren por los brazos, me pican, quieren volverse tatuaje, impermeable, un jarabe para el síntoma. Analizo el síntoma, ya van varios añitos de cosquilleo, de vagabundería mental. Uno trata de entretenerse con la cotidianidad, con lo normal, para no sentirse tan anormal, balbucearse lo que diría, lo que haría, para después enterrarlo, usted sabe, para no ser malagradecido con lo que ya se tiene.
Pero me da hambre. Las ansias entran. La lengua por el diente filudo, por los labios… con sutilidad. El mundo queda chiquito para el agujero negro de mi cabeza. Lo interesante es que no es infelicidad, es solo apetito. Degustación de escenas desconocidas, usted sabe, como las del cine, y las páginas de ese libro, pero sin los bichos, o las narrativas subterráneas de las madrugadas neoyorquinas.
Decir justo lo que se está pensando, sin el filtro de los años, de la vida… Actividad eléctrica con utilidad de sobrevivencia, eso y nada más. Encontrar oídos sin juicio, ilimitados, u ojos, no importa el medio, la plataforma, binaria u orgánica. La búsqueda ocular en todos los rincones, el aroma imaginario, usted sabe, perder el hilo de lo que se está pensan...
Usted sabe…