Preámbulo
Depósito oceánico entre bases nasales y montañas oculares, esperando la disruptiva combinación de vientos cálidos de ira, odio, frustración y los vientos fríos de tristeza, melancolía, soledad...
Penumbra de torbellino craneal, implosiva ante la vergüenza, explosiva ante la comodidad de una almohada o unos brazos, premonitoria ante la neblina de mi temprana noche, impredecible y estorbosa venda que me niega el más allá.
¿Quién maneja la meteorología de esta vaina?
¿La convulsión térmica?
¿El excremento volcánico?
¿El mareado tifón?
¿A cuántos arrasaré?
Mientras espero el diluvio y el baile de las agujas
El cemento echa pa’rriba
Sin control, sin límite
Los procreadores vomitan
De a uno, de a seis
Las luces envenenan
Los truenos cantan
Y ante la situación perfecta
Ni Zeus ni Moisés
Ni la llamarada de este cigarro ficticio
Podrán detenerme
Hijueputas, vean no más, así me los llevo yo.